VIVIR

Aquí estoy con mi padre hace un par de años, ya estaban manifestándose las primeras señales de su enfermedad, lo que antes se nota es la mirada, parece que se perdiera en el horizonte, es como acuosa e indefinida, vacía y triste ... Ahora él ya no me reconoce, me sonríe como alguien amable que lo visita y le trae alguna golosina, pero la constancia de que soy su hija ya no la tiene ... es doloroso y difícil de aceptar, pero está enfermo, perdió tantos recuerdos, tantos momentos, todas las palabras, sin embargo sigue siendo mi padre, lo quiero y lo echo de menos.



2009

Esta enfermedad la podemos padecer cualquiera de nosotros, así es que mi única reflexión dentro de la pena que siento es que debemos vivir intensamente ya que eternamente no lo haremos, atesoremos los momentos felices que podamos compartir con las personas que amamos, hagámosle saber a esas personas que las queremos, sintamos lo bueno y lo malo que nos da la vida para eso, estar y sentirnos vivos, mantengamos la sonrisa a pesar de cualquier dolor porque no sabemos cuándo puede caer sobre nosotros ese manto gris que se lo lleva todo.

 

2012

Mi pena o mi dolor no importan, sólo importan ellos, los que están sufriendo esta enfermedad que los hace dependientes, vulnerables,  que no sabemos lo que sienten, lo que piensan, sólo podemos brindarles amor, compañía, hablarles de cosas que compartimos aunque no sepamos si nos entienden, mostrarles fotos de lo que fueron, no sé, tal vez en alguna parte de su cerebro una pequeña neurona aún pueda brillar porque se sienten amados a pesar de los pesares.