«Canción de tomar el té», de María Elena Walsh
Estamos invitados 
a tomar el té. 
La tetera es de porcelana 
pero no se ve. 
Yo no sé por qué. 
La leche tiene frío 
y la abrigaré: 
le pondré un sobretodo mío 
largo hasta los pies. 
Yo no sé por qué. 
Cuidado cuando beban, 
se les va a caer 
la nariz dentro de la taza, 
y eso no está bien. 
Yo no sé por qué. 
Aquí las servilletas 
hacen buen papel: 
se convierten en conejitos 
y echan a correr. 
Yo no sé por qué. 
Detrás de una tostada 
se escondió la miel. 
La manteca, muy enojada, 
la retó en inglés. 
Yo no sé por qué. 
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Mañana se lo llevan 
preso a un coronel 
por pinchar a la mermelada 
con un alfiler. 
Yo no sé por qué. 
Parece que el azúcar  
siempre negra fue, 
y de un susto se puso blanca 
tal como la ven. 
Yo no sé por qué. 
Un plato timorato  
se casó anteayer. 
A su esposa la cafetera 
la trata de usted. 
Yo no sé por qué. 
Los pobres coladores 
tienen mucha sed 
porque el agua se les escapa 
cada dos por tres. 
Yo no sé por qué. 
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En El reino del revés, 1965. 
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