“Andan por ahí, con su atrevido miedo, 
portando sus sesenta y tantos años, 
lindas, leídas, viajadas, sensibles. 
Vienen de cerrar una puerta con decisión,                         
pero sin olvido. 
Amaron, construyeron, parieron, cumplieron. 
Amaron a su hombre, dieron alas a sus crías 
y ahora, desentumecieron las suyas: 
¡ahí estaban!: 
intactas, brillantes, soberbias, 
majestuosas, listas para el vuelo: 
no ya las de un hornero, 
sí las de una gaviota, soberana y curiosa.
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