
La compañía que brinda un mate, estés solo o en grupo, es la mística que encierra, las historias y confesiones que recuerda, la intimidad compartida, siempre cómplice y gratuita.
El simple detalle, que no se paga por tomar un mate, que te lo ofrecen o lo brindas tu. No hay lugares donde ir a pedirlo como un café o un té, se encuentra en la casa de un amigo, de un familiar, en el hogar, reunidos en el parque o en la playa.
Pero nunca, es un producto de bar, nunca se lucra con él.
Si alguien te ofrece un mate, no lo rechaces.
el MATE, por Hernán Casciari