
Este 2016 la actividad de estas estrellas fugaces, cinco veces más intensas que en ocasiones anteriores, se producirá entre el 17 de julio y el 24 de agosto, pero la noche del 12 al 13 de agosto será el mejor momento para observarlas, aunque no vale cualquier lugar. Lo mejor es irnos a un sitio oscuro, sin contaminación lumínica y con horizontes despejados. "Lo más fácil es observar una lluvia de estrellas: no hacen falta ni prismáticos, ni telescopios, ni hay que protegerse con filtros. Hay que buscar un sitio alejado de la luz de las ciudades, tumbarse y dejar que los ojos se acostumbren a la oscuridad y disfrutar", asegura Francisco Colomer, astrónomo del Observatorio Astronómico Nacional (OAN).




