Sobre una tortuga un niño viaja al rededor del mundo buscando la utopía. La experiencia dorada mueve, sin velocidad, pero con seguridad y aplomo los pies del animal hacia la concreta experiencia del sueño. Es una escultura de apariencia robusta e inmóvil que ha dado la vuelta al mundo. Su dueño: Jan Fabre, quien la llevó en viaje hasta la Piazza della Signoria en Florencia.